Entre las varias novedades con las que uno se encuentra cuando ya comenzó con el tratamiento, es la de que los pacientes en diálisis en la Argentina somos considerados personas discapacitadas. «No hay mal que por bien no venga«, dice un refrán, y es verdad: según la ley (y según el tipo de discapacidad) hay una serie de beneficios a los que se puede acceder… siempre, claro, que uno presente el correspondiente certificado.
La primera vez que lo tramité, en mayo de 2007, la cosa fue fácil. La asistente social del centro de diálisis del Hospital Alemán de Buenos Aires (Cecilia Tedesco) me sacó un turno telefónicamente para asistir a la Junta Médica, una entrevista con un médico al que había que llevarle una serie de comprobantes y estudios que acreditaran mi condición de paciente en diálisis. Fui, tuve la entrevista y obtuve mi certificado.
El trámite se hacía en la sede del Servicio Nacional de Rehabilitación, SNR, en la calle Ramsay 2250, en pleno barrio porteño de Belgrano (está en el mismo predio que el INCUCAI, el organismo que coordina todas las actividades relacionadas con la ablación y el trasplante de órganos en el país) y todo consistía en entrar a la sala de espera, sacar un número y esperar un par de horas a ser atendido, ya que solía concentrarse mucha gente en el lugar (sigue). Lee el resto de esta entrada »