ANTOLOGÍAS DEL ABSURDO (II)
Posted by Alejandro Marticorena en viernes, 29 enero, 2010
En la entrada anterior describí brevemente cómo llegué al sector Autorizaciones del Hospital Italiano para cumplir con el paso obligatorio de lograr que me tomaran por válidas las autorizaciones que el Gerente de Prestaciones de ASE, Ricardo Fernández, debía haber firmado en cada una de las 10 órdenes médicas que me habían dado en el Servicio de Nefrología del hospital mencionado.
Y cómo me encontré con el obstáculo de que el doctor Fernández había colocado sólo una firma y sello por página, pero con el detalle de que en cada página de ese fax aparecían al menos cuatro órdenes juntas… y en el Italiano, al tratarse de prácticas médicas que debían realizarse en servicios independientes, no me aceptarían las benditas órdenes si cada una no tenía su correspondiente «bendición». La historia continuó así.
* * * * * * * * *
Hubo, entonces, un segundo llamado de Cecilia a Patricia, de ASE, pidiéndole que por favor hicieran firmar cada orden por el Gerente de Prestaciones. Éste no estaba disponible en ese momento, así que quedaron en que «en un rato» lo harían.
Para no perder tiempo, pasé otra vez esa misma tarde por el mismo lugar, después de mi sesión de diálisis, así retiraba las benditas autorizaciones para los benditos estudios, de modo de poder comenzar, a la mañana siguiente, con la reserva de los benditos turnos, y sacarme los benditos estudios de encima.
Hete aquí que cuando llegué, Cecilia ya no estaba. Había un solo empleado en el sector de tres escritorios (se llama Joaquín) con más cara de aburrido que Cecilia esa mañana.
Le expliqué la situación. Buscó entre algunos ficheros, a su espalda, y me dijo que no había nada. Solté una maldición hacia mis adentros, agradecí y salí a la calle. Llamé a Liliana, quien por suerte estaba: me dijo que a los 10 minutos del segundo llamado de Cecilia, esa mañana, habían faxeado las órdenes con la autorización, por segunda vez (sigue).
Volví a ver a Joaquín. Las benditas hojas insistían en su ausencia. Me pidió un número de ASE. Habló con Patricia primero y con Liliana después, diciéndoles que no encontraba ningún fax. Volvieron a enviarlo (por tercera vez). Cuando ví las páginas, mis ganas de asesinar a alguien nunca fueron tan intensas: era exactamente lo mismo que habían mandado a la mañana, cuando yo estaba sentado frente a Cecilia: las órdenes, juntas en una página, y una única firma autorizándolas. Nuevo llamado mío a Liliana, conteniéndome. Le expliqué, y con tono de estar próxima a perder la paciencia, me pidió que le pase con Joaquín.
Habló con Joaquín, y la situación que se generó entonces quizás sea la más absurda dentro de todo este absurdo que vienen leyendo: Joaquín le explicó a Liliana que la necesidad de que cada orden tuviera su respectiva autorización obedecía a que yo debería ir a servicios independientes entre sí, y orden que no contara con su autorización, era orden que rechazarían y no podría hacerme los estudios.
Liliana le pidió a Joaquín que hiciera el favor de recortar, fotocopiar y pegar la firma, el sello y la palabra «autorizado» del Gerente de Prestaciones de ASE en cada orden. Joaquín le dijo que no podía hacer eso, que no lo tenía permitido y que no era «ético«. Y que por qué no le pedían al Gerente Médico que utilizara un minuto de su tiempo en firmar y sellar cada orden, y asunto terminado. Liliana (según Joaquín) le habría respondido que por política de la obra social se colocaba sólo una firma por página, por eso se habían aprobado las órdenes en bloque.
Finalmente… no se pusieron de acuerdo. Cortaron. Joaquín me pidió disculpas, pero me volvió a aclarar que sin la autorización en cada orden, no podría hacerme los estudios. Y que, en todo caso, el «trabajito» de troquelado lo hiciera yo mismo y que me tirara el lance. «Pero yo no te dije nada«, me aclaró.
Salí a la calle perplejo. No podía creer lo que estaba viviendo. La autorización de las órdenes estaba, ya tenía todos los presupuestos aprobados por ASE… pero todo se trababa porque dos empleados no se ponían de acuerdo en quién tenía razón, o en quién le ponía el «cascabel al gato». Uno se escudaba en que «no era ético» recortar y pegar fotocopia de firma y sello junto a cada orden. Y Liliana (me dí cuenta más tarde, cuando volví a hablar con ella) estaba medio enojada con la «mala voluntad» de Joaquín por no querer facilitar las cosas.
Y en el medio estaba yo, sintiéndome algo así como el adalid de los pelotudos, casi sin poder hacer otra cosa que ver cómo dos empleados que no se ponían de acuerdo en una idiotez supina ponían en riesgo mi permanencia en la lista de espera para trasplante de riñón.
El poder de la palabra
Afortunadamente, decidí apelar a la comunicación. Llamé a Liliana una vez más, y después de preguntarle si era consciente del absurdo kafkiano en el que estábamos todos metidos (pero en el que el único perjudicado era yo) y de decirle que no me estaban dejando más opciones que consultar a mi abogada, quedamos en principio en que ella haría el «trabajito» y volvería a faxear, esta vez al servicio de Nefrología, las órdenes con sus respectivas autorizaciones.
Así fue: ayer por la mañana volví una vez más al Hospital Italiano, y Valeria, la empleada administrativa, estaba apunto de llamarme para decirme que habían llegado vía fax las órdenes ya autorizadas. Me dijo que ya podía empezar con los estudios, así que comencé el periplo de las solicitudes de turnos y a efectuar algunos, por suerte. Desde ese momento (toco madera) todo parece estar saliendo sobre ruedas.
Me queda, como comentario final, el no entender cuál es el inconveniente real en que el Gerente de Prestaciones de ASE, doctor Ricardo Fernández, ponga su firma, sello y autorización junto a cada orden. Recuerdo que Liliana, en esa última conversación, me dijo algo así como que ese día ella lo había molestado bastante con este asunto y que si volvía otra vez con lo mismo el tipo la iba a sacar «como rata por tirante«.
Es cierto: eran muchas órdenes (10 en total) y haciendo cálculos he llegado a la conclusión de que, evidentemente, es una barbaridad inaceptable que nada menos que un Gerente Médico tenga que perder aproximadamente 200 segundos (algo más de tres minutos) de su valioso tiempo en firmar y poner sellos para autorizar órdenes médicas relacionadas con la nimiedad de un trasplante renal.
Ahora, ironías aparte, fíjense cómo en definitiva todo suele resolverse alrededor de relaciones humanas. La terquedad inicial de dos personas (afortunadamente superada por Liliana, quien accedió a darme una mano una vez más: por eso hablo de su buena voluntad digna de monumento en plaza pública) me dejaba como rehén de un absurdo digno de un relato de Franz Kafka.
Pero bueno, veámosle el lado positivo: todo deja su enseñanza. Para la próxima, ya sé que si tengo que hacer autorizar algo en ASE debo faxear cada orden médica en una hoja aparte. Una orden, una página de fax; una orden, una página de fax…
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Estela said
No se como me encontre leyendo tus peripecias para hacerte tus estudios,dentro mio senti tu misma impotencia,por que cada vez que uno de nosotos tiene que hacer un trámite se sucitan todas estas cantidades de incoherencias que uno termina inevitablemente mal.-De respuesta final a estas cosas me recuerdo con mucho dolor,que me toco nacer en este pais,donde las personas parecieran ser que estan para complicarte y no para ayudarte a solucionar tus cosas.-
Pero no nos queda otra,que aceptar y seguir viendo el vaso medio lleno,para bien de todos.-
Un abrazo
Silvia said
Que vergüenza! lei el articulo completo y me cuesta creen y enterder el distrato que sufriste! falta de etica, solidaridad…etc.etc.. Realmente la gente que trabaja en estas instituciones deberian hacer un curso intensivo de » Contención al paciente «. Nadie tiene ganas de estar enfermo y rogar ser atendido con DIGNIDAD!!. Poderosamente me llama la atención y el porque se debe que gracias a Dios pude elegir una obra social como la gente – OSPAT – OBRA SOCIAL DEL PERSONAL DEL TURF, ya que el 17 de Noviembre pasado trasplantaron en el Garrahan a mi hijo y fui yo la donante. Todos y cada uno de los estudios de ambos pre y post transplante (cirugias – medicación ) fueron cubiertos en un 100%. No tuve que hacer interminables filas ni hubo falta de coordinación en los tramites. La atención fue y es EXCELENTE. Por favor comentalo, quizas hay beneficios que nos corresponden y no nos informan al respecto. Para todos Uds. mucha suerte y ojala mejore el tema de prestaciones.
nilda said
es la maldita burocracia que se instaló en nuestro país yo creo que desde su misma génesis Alejandro,la injusticia y la estupidez son producto de todas las burocracias existentes,nunca escuché nada así antes ,pero es bueno mantenerte siempre ante ellas con la respuesta de que vas a consultar a tu abogada o directamente que vas a presentar un recurso de amparo por la negación de la prestación del servicio en forma solapada.Porque no es más que eso lño que hacen si vos no protestás,te están negando prestarte el servicio en forma solapada,solapada y ridícula!:-(
Alberto Fernandes said
Te felicito tubiste mucha suerte y tu país te hizo el transplante y las dialisis aunque tuviste que superar una montaña de burocracia. En mi pais Costa Rica es mas sencillo todo, simplemente te mueres….. Aunque el gobierno diga la mentira al exterior que este pais esta anivel de los paises desarrollados y que los dializados somos felices…… EN verdad si lo somos desde la tumba,
Luis Alberto Reyna said
Lo inexplicable es que con tantos años de trasplantes realizados, con tanta gente en diálisis con la necesidad de cada año renovar los análisis para lista de espera, aún no haya un mecanismo algo más automático. Tanto de un lado como de otro, como la de la burocracia exigida. Debería ser algo más simple y rápida, pero no, si se puede hacer difícil para que hacerlo fácil.
Es lo que debemos pasar. A veces le explico estas cuestiones a gente que no tiene – afortunadamente – la necesidad de pasar por todo esto. Este manoseo constante a lo que nos someten, me pregunto yo que harían ellos si tuvieran que pasar por todo esto.
Parece que se hace costumbre el «no» fácil y el «sí» dificil.
Saludos
Cintia said
Que podemos decir de la burocracia Argentina… Si ellos fueran otros… seguramente nosotros seríamos otros. De una manera u otra tenemos que terminar haciendo cosas que, sin lugar a dudas, no queremos llegar a realizar. Pero esta sociedad nos arranca la libertad de ser correctos ( en este caso) para al fin poder llegar a concretar la lucha con nuestra propia vida. Como si uno quisiera someterse a ciertas atenciones porque se nos de la gana… Esperemos que todo «siga sobre ruedas»… Saludos. Cintia de Rosario
Enrique said
Estimado Alejandro:
Te escribo desde España, aunque muchos piensan que la realidad es diferente, puedo decirte que la burocracia no sólo es de Latinoamérica sino es un pandemia mundial y debemos estar unidos para intentar cambiar la actitud de nuestros gobernantes, por este motivo en mi país Perú estamos intentando ayudar a las personas en diálisis con el objetivo de que aprendan a conocer su enfermedad como tú lo haces y a cuidarse, por eso te invito a entrar a http://www.nefrologia.com.pe y aunque es una página en construcción dará mucha información sobre las enfermedades renales en forma educativa.
ERNESTO AMADOR TEJADA said
Pensé que sólo en mi pais se puden presentar tales absurdos.
Me alegros de que finalmente hayas logrado resolver esa fase del proceso hacia el trasplante.
antologias del absurdo said
aca en colombia pasa lo mismo,lo ponen a uno a voltiar para todas partes y alfin no hace uno nada. estamos fregados con esta tramitologia. un abrazo compañeros
Gaby said
Hola Alejandro: al final lo lograste,gritemos eureka.Es todo 1 peregrinar y si estoy de acuerdo q deberia ecxistir 1 sistma másrapido menos burocratico,pero vivinos en Argentina.bueno chausito.abrazo.
Marcelo said
La verdad es que el que te atiende del otro lado del escritorio y del telefono suele estar muy lejos de tu situacion (a veces hay excepciones como Liliana que en el fondo tendra sus razones…), ellos no saben de tu largo peregrinar y tus largas horas en el sillon del Servicio de Dialisis. Ni siquiera valoran su estado de salud porque muchos creen que es natural, entonces no saben del fastidio del paciente cuando se encuentran con estas situaciones.Cumplen su horario y se van.
Hasta que el dia menos pensado, ellos o algun ser querido se encuentra en ese sillon.Pero ya es tarde.